
Es el miedo a la soledad, y la soledad lo que nos lleva a ser aún más independientes. Cuanto más dura esa transición, el miedo incrementa y nos lleva más profundamente a la soledad. Miedo, miedo y más miedo. Ante el miedo de un nuevo fracaso de una compañía, uno pone pautas, se vuelve exquisito, más mañoso, y deja de lado un montón de posibles compañías cuando de hecho esto no es más que un mecanismo de defensa para asegurarse muchas cosas, como por ejemplo la felicidad, pero que no te lleva a ningún lado. Al cotrario, te aleja. Algo tan simple como querer y dejarse querer se vuelve tan difícil. Y justamente si de algo no se trata el amor es de representar un esquema, un modelo, sino que de todo lo contrario. Se trata de romper los esquemas, de moverte las estanterías y sacudirte sin entender por qué. Aceptalo, probá y dejate llevar. No desesperéis, no desequilibréis, déjalo ser. Después de todo, uno no es tan importante. La joda gusta y complementa, pero si hay vacíos, no los llena y los tapa para que vos no los veas.
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