sábado, 18 de septiembre de 2010

La primera parte de este texto la escribrió Gastón Manini. La segunda, yo.

Primera parte:
Las 1000 y una preguntas estúpidas, sin sentido ni respuesta

(Porque no tengo otra forma de explicarlo...) Partí desde la idea de la soledad; del tener la certeza de que nadie te está viendo (como cuando estás en un cuarto cerrado), y la diferencia del sentir que te están viendo y no, libres y condicionados, respectivamente. Luego, seguiré con que al otro estarte viendo, estás creando su mundo virtual (como la TV) en el cuál vos sos el protagonista y todas las acciones que hagas (aunque inconsncientemente) a el otro le quedarán guardadas como una cinta fílmica. Estás cambiando su destino? estás abusando de su visión? de sus recuerdos? Y si no te está mirando, estás siendo inútil en parte de su historia? Él mira igual que yo? las mismas cosas? a qué le presta más atención? siente como yo las cosas? No creo, es como que todos fueran actores en un mundo creado para mi, con un destino ya previsto (así como en la película Truman Show). Entonces, esta es mi vida... bueno, puedo cambiarla? quizás al pensar cambiar de posición mis pies ya estoy eligiendo mi futuro. Lo hice.. y eso no estaba previsto que iba a pasar. Entonces podremos cambiar el futuro? NO, y para qué estamos? para vivirlo.. si ya está determinado; para lo que sea que nos imaginemos llegamos al punto escencial de que tarde o temprano vendrá la muerte! Exacto, no existe la inmortalidad, como bien saben. Pero, para qué vivo entonces si se que algún dia moriré. Qué cambia? puedo seguir vivo despues? puedo optar ingresar a otro cuerpo o desaparecer.. y qué es DESAPARECER? cómo se siente, qué hay que ver? recuerdo algo? qué hay detrás de esa puerta por la que todos algún dia debamos cruzar? No podemos seguir nuestro análisis basándonos en el futuro; pero bien lo realizaremos con el presente. Es decir, si yo realmente estoy viviendolo. Lo estoy? hago todo lo que pienso? y viceversa? (no lo iba a escribir dos veces). Aquí van algunos ejemplos que se suman a la infinita lista pero los siento Ahora: el tiempo pasa, mi corazón late, respiro, envio señales a las extremidades para que funcionen como yo quiero (de verdad?), etc. Sin darme cuenta mi cerebro recibe millones de millones de señales y datos sobre cómo se encuentran todas mis partes. Yo creo no prestarles atención, solo doy mirada a lo que me interesa (enserio?). No siento cómo me muevo, canto, hablo, siento,... a medida que va pasando el tiempo. Y ahí vamos, siempre vamos allí: Quién lo inventó? con qué midió el segundo? con qué tranquilidad fue el artífice de lo que ahora llamamos SEGUNDO y sabemos que es... un suceso de acciones que podrian durar la misma cantidad (tardo 1 segundo en agarrar una cuchara y pegarle a la mesa, PONELE); de alguna forma lo sabés! Y en tu cabeza si te piden que cuentes 1 minuto ponés a funcionar ese relojito interno que va haciéndote sonar TIN-TIN (o TOC-TOC) a la meida que vos quieras, generalmente cercana a la original (de su creador X). Si nos ubicamos en ámbitos más amplios, ese segundo pasa igualmente de rápido que para cualquier persona que esté en este mundo (los actores). ¿Qué es el tiempo? ¿Por qué lo inventaron o descubrieron? ¿Cómo se dieron cuenta que de alguna forma EXISTIA? Por eso, todos estamos condenados a vivir 1 sola vida aquí y fomar parte de un conjunto infinito de vidas vividas en la existencia del universo. Todas comienzan y terminan, pero habrá una última? quién será? vamos hacia allí? QUÉ PASARÁ DESPUÉS? reseteamos y volvemos a abrir el archivo? (muy ingeniero). Cuándo comenzó? noooo.. ni hablar de esa discución. Prefiero seguir con mi problema en particular que ya me es suficiente: es decir, Ud. lector, se da cuenta que está leyendo lo que otra persona escribió hace tiempo ATRÁS gastando parte de su tiempo y mente. Claro, Ud. también piensa al leer.. pero realmente siente ese pensamiento? palabra por palabra, va dándose cuénta que al L-E-E-R esto sabe intrínsecamente que la "ele" se pronuncia así y la "e" suene así, lo sabe pero no lo utiliza conscientemente! Hay miles de cosas que no utilizamos desde la conciencia "protagonista" ... hasta que abrimos nuestras mentes a un mundo de locura, eso sentí yo. No podia realizar acción, movimiento, pensamiento, señal de vida, etc (muchos etcs) sin pensar lo que estaba haciendo y toda la cantidad de símbolos que inconscientemente usamos (cada uno con su respectivo análisis completo de por qué es así? cuándo nació eso?). Miles de millones de millones de cosas se me pueden ocurrir como ejemplo, les diré el que recuerdo: llamé a un amigo para que me venga a buscar. Ahí ya tenia:
Por qué sé que mi celular es así? y que siempre apreto las mismas teclas para activarlo? cómo se que si aprieto esa tecla va para abajo? y para arriba? puede llegar a ser alrevez? cómo hago para llamarlo a él? TODO ESTO ME OCUPÓ TIEMPO EN EL CUAL VIVÍ Y SE ME GRABÓ EN LA MENTE DE ALGUNA MANERA (SE ME TRA´bó el bloqm.. ahí está) y el tiempo sigue pasando (...no para!, como diria el pelado cordera) y nuestra mente comienza a cargarse de (ya dijimos, inconscientemente) símbolos y signos... y miles de datos que no siempre (casi nunca) usamos dándole una real importancia a su función. Están allí para salvarnos la vida, pero no podemos pensar en todos ellos porque nos mataríamos a nosotros mismos! Eso intenté hacer yo, por desgracia luego no podia salir de ese modo, esa forma de vivir la vida pensando en TODO segundo a segundo (o milésimas), y que no habrá forma de volver atrás a cambiarlo, NUNCA!. Casi caigo en la locura, mi cerebro no aguantaba esa sensación y mi corazón latia muy fuerte... es allí cuando me di cuenta que vivimos pensando en los otros dos componentes del tiempo: el pasado vivido y el futuro que queremos vivir (o que ideamos, creemos). Es imposible vivir pensando en el presente, completamente absurdo, porque no podemos sacarnos de la cabeza el tema de que todos vamos a la misma puerta blanca (del color que vos quieras) y que NADIE sabe qué pasa cuando cruzás. Muchos lo han hecho, pero nadie ha vuelto a contarnos (bueno, perdón Jesús, es que si le sumo el lado religioso se me hace un quilombo de ideas... hablo completamente filosóficamente, No Religion). Resumiendo, vivimos sin darnos cuenta en dónde estamos y hacia donde vamos. Wow! qué loco, entonces, por qué lo hacemos? Porque es una herramienta escencial para la supervivencia. Necesitamos anular pensamientos para poder seguir adelante con el relojito interno, pero sin escuchar sus TIN-TONs tan fuerte, sino casi inaudible. Para terminar, quiero aclarar que yo estuve al borde de la locura, nunca sé si llegaré a estarlo nuevamente, pero recuerdo que se sentia muy mal. Lamento por todas esas personas que dia a dia tienen que luchar con esa voz interna que los lleva a pensamientos malos e innecesarios. Los entiendo completamente, y les deseo que salgan (yo por suerte pude y logré contar aproximadamente lo que sentí, lo que "viví") algún dia de allí, porque no se trata de que sean diferentes a los demás sino que tengan el cerebro mas "prendido". Sinceramente, creí que no saldria, no tenia forma de hacer algo que no me recordara todas las razones por las cual mandaba esas señales al sistema nervioso; creí que quizás habia descubierto algo que nadie se planteó nunca, luego me di cuenta que yo (en anteriores ocasiones) lo habia hecho, pero pude pararlo. Es un sentimiento de tristeza e impotencia. No puedo hacer nada para cambiarlo! Basta, que dejen de sonar esas campanas, que el tiempo PARE! necesito descanzar... aunque ya lo habia hecho, no tenia sueño, necesitaba un cerebro que no colapse frente a cualquier acción/movimiento. La verdad que eso fue lo que puedo expresar ahora sobre cómo me sentí, y en aquél momento no podia expresar a nadie porque tenia el miedo de estar frente a una sabiduria dificil de llevar consigo encima. Es un pensamiento muy fuerte, amplio, abrtracto, y REAL, que me hacia pensar: tengo en mis manos UN ARMA! Cualquier persona no podria llevar esta cruz como lo estoy intentando hacer yo ahora. Lo digo? lo expreso? servirá de algo? quizás nadie pueda soportarlo y comience a destruir a los otros con tal de poder sacÁRMELO DE ENCIMA! Necesito consejos, no me entienden. Aquí termino mi historia, la cual hizo que mis sentidos estén focalizados hacia otro lugar, su escritura. Le agradezco a mi cerebro por volver la normalidad, seguiré obedeciendo sin protestar. Adiós.

Segunda parte:
Sin título

Ahora tengo algunas preguntas para hacerte. Cuando la persona dice:

-"haber, piensen cuál es la respuesta?"
- (Me dijo que piese, querrá que yo piense? querrá que alguno en particular acierte y tengan una conexión entre sus mentes por coincidencia de pensamiento?. Cómo será esa conexión mental? existe? yo nunca la sentí, pero siento que la gente sí, como que se olvida de su existir y entra en las reacciones sociales que cuando uno no participa es porque no comparte la situación, está ajeno y su mente comienza en obrar por pensar en estas cuestiones. Además estás condenado a existir así, a sabiendas de que te pueda pasar esa depresión cuando te sientas ajeno en una reacción social. Mirá si un día dejás de reaccionar con la gente (no sería problema porque no te darías cuenta, pero por qué sí te preocupa eso ahora? si sabés que cuando te pase no te vas a dar cuenta)... Como si entraran en una "reacción" común ante cierta problematica? No entiendo cómo a los otros no les pasa esto de pensar ahora, cuando yo lo estoy haciendo los demás están teniendo una reacción social, es hora de que vivan igual que yo (al menos alguno, para compartirlo y tener esa reacción social, como la que tengo ahora después leer lo que me mandaste, espero activárte la reacción para salvarte de la inconexión, no sé por qué lo espero, pero confío en que sí va a pasar) , a sabiendas de que existe tu vida y la tenés que vivir, porque pensar en vivir, es detener todo lo que tu cuerpo hace para deprimirte un rato hasta que tengas una reacción social. Quien recuerda los momentos vividos es un mediocre porque está dejando de vivir para pensar en cosas que ya hizo cuando podría estar viviendo más! Es contradictorio porque igualmente nunca queremos negarnos recordar momentos felices. El momento feliz es en el momento ese? o es después?. Eso, definitivamente es desperdiciar la vida. Además no sé por qué tengo esa sensación de que hay una vida por cada persona y no una sola vida que piensa en varios cerebros y yo puedo ver lo que piensa el mío. Pero por qué yo veo mí cerebro y no el de otro? Realmente pensará o está programado?

Ahora cómo sabés que lo que está entre comillas lo dijo alguien en vos alta, y lo que está entre paréntesis fue lo que alguien pensó después de que esa persona haya hecho esa pregunta. Porque siempre supiste la existencia de un antes y un después, porque siempre supiste que la implicancia es un método lógico aceptado porque sabés que NO se puede pensar eso antes si nadie te lo pregunta. A menos que te pase como a mí, que nadie me lo preguntó, pero lo pensé y lo contesté? Puedo NO responder las preguntas? Mi cerebro SIEMPRE me responde las preguntas. Un día, no un día es mucho, pero quisiera estar una hora haciéndome preguntas y NO responderlas. Es completamente inútil hacer preguntas que no se van a responder. Porque por algo son preguntas, pero por qué justamente se tienen que responder? Es decir, NO contestes otra cosa, porque es obligación contestar lo que creas pertinente no lo que creas "que responda la pregunta". Pero sabés que siempre contestas, aunque no contestes también, porque la otra persona recibió como contestación "me ignoró", me respondió otra pregunta. Me respondió que no me va hablar, que cuando yo tenga alguna pregunta, esa persona me responda el conjunto vacío, es decir, siempre contesta la respuesta vacía. . y cuándo lo creíste pertinente? porque siempre lo supiste. Y cuando te equivocas? Cuando NO supiste algo, o lo sabías, y la parte que referencia ese conocimiento de tu cerebro tenía un error. Quién dijo lo que es un error? La persona que lo supo primero, la persona que nació con ese gen y lo activó en los otros indiviuos. Sobreviven las generaciones fuertes de la especie y aumentan la probabilidad de producir individuos con los mejores genes, los que tienen menos errores, los que coinciden en pensamientos fuertes de la especie, que saben responder preguntas o que también saben cómo responder ante "enfermedades", que resisten en las generaciones emergentes. Porque nosotros ya no pertenecemos a las últimas, porque van a haber otras posteriores y más resistentes que yo, no sé para qué existo... Mi vida me sirve a mí, o le sirve a otro? Me está pasando esto de no poder salir, así que como ahora pensé eso y tomé la decisión con total voluntad de cortar acá lo voy a hacer. Pensé que este texto iba a ser corto, pero limé.

Otra vez, gracias por esta conexión mental con tu texto, aunque lo que nos pasa no está bueno que nos pase. Pero al menos nos conecta y eso está bueno. Ahora que ya pasó, me arrepiento de ese momento angustiante? Nah, si ahora estoy bien!

jajaja limé mucho y te entendí mucho también. Y los "jajaja" se ponen para que el otro entienda cómo estoy reaccionando, sino de nada sirve esa conexión. Cuánto más risas, más conexión. La risa es generadora de conexiones. y cuando te reís de otro, estás generando una reacción también, pero con vos mismo.

viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Qué le pasa a la mierda?

Momento betánico. La plenitud. Los líderes liderando. ¡Eso le pasa!

miércoles, 15 de septiembre de 2010

No sé (por Adrián Paenza)

Es curiosa la dificultad que tenemos los humanos de decir: “no sé, no entiendo”.

Y es curioso también cómo se va modificando a lo largo de los años, porque los niños no tienen dificultades en preguntar: “¿por qué el cielo es azul?” o “¿por qué mi hermanito tiene pitito y yo no?” o “¿por qué gritaban ustedes dos ayer por la noche?” o “¿por qué el agua moja y el fuego quema y la electricidad da patadas?” Y siguen los “porqué”.

En todo caso, a lo que aspiro es a que concuerde conmigo en que los niños no tienen dificultades ni pruritos en cuestionar todo. Y cuando digo “todo”, quiero decir “¡todo!”.

Pero a medida que el tiempo pasa, empiezan los rubores, los temores y uno ya no se siente tan cómodo cuando se exhibe “falible” o “ignorante”. La cultura se va filtrando por todas partes y las reglas empiezan a “encorsetar”.

Uno se empieza a sentir incómodo cuando no entiende algo... y la sociedad se ocupa de remarcarlo todo el tiempo.

“¿Cómo no entendés?”

“¿No sabías que era así?”

“¿Dónde estabas metido..., en una burbuja?”

“¡Es medio tonto..., no entiende nada!”

O los más agraviantes aún:

“El ascensor no le llega hasta el último piso”.

“No es el cuchillo más afilado del cajón”.

“Le faltan algunos jugadores”.

Los ejemplos abundan. En el colegio, uno solamente hace las preguntas que se supone que puede hacer. Pero si uno tiene preguntas que no se corresponden ni con el tema, ni con la hora, ni con la materia, ni son las esperables por el docente, entonces son derivadas o pospuestas para otros momentos.

Es decir, ir a la escuela es obviamente imprescindible pero, por lejos, la escuela dejó de ser la única fuente de información (y la más consistente) como fue en el pasado no muy lejano. Y por eso creo que en algún momento habrá que repensarla. No dudo del valor inmenso que tiene, pero requiere de adaptaciones rápidas a las nuevas realidades. Y no me refiero solamente a modificar los programas, sino a revisar las técnicas de educación que seguimos usando.

Durante muchos años, salvo a través de los padres, no había otra referencia más importante y fuente de conocimiento que “ir al colegio”. Sin embargo, las condiciones han cambiado fuertemente. Ahora, los medios electrónicos no están reducidos a la radio y la televisión. Y no es que sean prescindibles –todavía–, pero me refiero a la unicidad y posición de privilegio que tuvieron durante más de medio siglo.

Hoy ya no. Internet, correos electrónicos, mensajes de texto, skype, twitter, facebook, teléfonos inteligentes, blackberries, iphones, ipods, ipads, etc... han reemplazado y ocupado esos lugares de preponderancia o, por lo menos, están en franca competencia.

Perdón la digresión, pero no pude evitarla. Sigo: todavía la sociedad, en forma implícita o explícita, condena el decir “no sé”. Siempre sostuve que la “matemática que se enseña infunde miedo entre los jóvenes”, especialmente en los colegios, aunque también sucede en las casas de esos mismos jóvenes por el problema que tuvieron/tienen los propios padres de esos chicos.

Pero el otro día, en una nota, me propusieron que pensara si lo mismo no pasa con “lengua” o “historia”. Y creo que no, que no es lo mismo. Me explico: ningún niño siente que es “inferior” si no entiende algo de historia o de lengua. Lo siente, sí, cuando se trata de matemática. Allí no hay alternativa. Si uno entiende, es un “bocho” y tiene patente de “inteligente”, “nerd” o algo equivalente. Es más: a ese niño le están permitidas ciertas licencias que los otros no tienen. Y eso porque le va bien en matemática. Son pocos... digo, son pocos los niños a los cuales “les va bien”, con todo lo que eso conlleva como carga por parte de los adultos.

“Le va bien.” ¿Suena raro, no? ¿Qué querrá decir que “le va bien”? Ese niño, quizá, puede preguntar. Nadie lo va a considerar mal si cuestiona lo que pasa alrededor, porque “le va bien en matemática”. No es lo mismo que le vaya bien en lengua o en historia o en geografía. Eso no, porque eso “se aprende”, “se estudia”, es cuestión de dedicarle tiempo. Con la matemática parece que eso no pasa. Es decir, la percepción generalizada que la sociedad tiene (al menos de acuerdo con mi experiencia) es que hay gente dotada y otra que no. Los dotados no necesitan mucho esfuerzo: entienden y listo. Y los otros, la gran mayoría, no importa cuánto tiempo le dediquen o cuánto esfuerzo estén dispuestos a ofrecer, no hay caso. Algo así como “lo que natura non da, Salamanca non presta”, con todo lo brutal que esta frase implica.

Aquí, un breve paréntesis. El arte presenta también otro ángulo interesante. Si un niño tiene algunas condiciones que lo destacan en la pintura o en la música, por poner algunos ejemplos, entonces sí..., ese niño está bien. Se lo acepta como “raro” o “rara” y puede hacer preguntas. Pero la media, no. No está bien visto.

¿Por qué? ¿Por qué se supone que uno no puede preguntar? ¿Por qué se supone que uno tiene que entender aunque uno no entienda? ¿Por qué está mal volver a preguntar algo que se supone que uno sabía pero se olvidó? ¿Por qué no valorar la duda como motor del aprendizaje, del conocimiento?

En todo caso, pareciera que sólo aquellos que tienen la seguridad de que nada les va a pasar son los que pueden cuestionar sin sentirse minimizados o disminuidos ante los ojos del interlocutor.

Y aquí es donde conviene detenerse. Si se trata de conseguir seguridad, uno podría decir: “¿seguridad de qué?” Seguridad de que nadie lo va a considerar a uno un “idiota”. Están también aquellos a quienes no les importa tanto el “qué dirán”. Pero son los menos.

La sociedad parece sólo valorar “el gran conocimiento”, la cultura enciclopedista. Algo así como la cultura de ser un “gran diccionario” o una “enciclopedia que camina”. Una sociedad que discute la “creatividad”, a aquel que se sale del molde, aquel que pregunta todo el tiempo, aquel que dice “no sé”, “no entiendo”.

Yo creo que uno debería tratar de estimular la prueba y el error o, mejor dicho, estimular que el joven pruebe y pruebe, que pregunte y pregunte y que busque él/ella la vuelta para ver si le sale o si entiende lo que en apariencia le resulta inaccesible. Y, sobre todo, invito a los adultos a que nos asociemos a la búsqueda con ellos, a mostrarnos tan falibles como ellos, sobre todo porque somos tan falibles como ellos, y no estaría mal mostrarnos tan apasionados por entender como ellos, tan curiosos como ellos.

En definitiva, el “saber” es algo inasible, difícil de definir. Y perecedero, salvo que uno lo riegue todos los días. ¿Qué quiere decir saber algo? Una persona puede saber cuáles son todos los pasos para conducir un auto, pero eso no significa que sepa manejar. Un cirujano, no bien egresa de la Facultad de Medicina, puede creer que sabe lo que tiene que hacer. De allí, a poder operar, hay un gran trecho.

Por eso, el único camino es la pregunta, la duda y el reconocimiento constante del “no sé, no sé cómo se hace. No entiendo. Explicámelo de nuevo”.

Eso es lo que creo que nos falta como sociedad: seguir como cuando éramos niños, sin pruritos ni pudores. Era el momento en el que “no saber” era visto como una virtud, aceptado por los adultos por la ingenuidad que contenía y porque la película estaba virgen y estaba todo por entender.

Quizás uno llegue a la conclusión de que en esencia “conoce poco” y de muy poquitas cosas, pero la maravilla de la vida pasa por el desafío de descubrir. Y de poder decir: “no sé, no entiendo”.

--------------------------

martes, 14 de septiembre de 2010

jueves, 9 de septiembre de 2010

LMDHP

Mientras volvía para casa recordaba este espacio que ya tiene telarañas... No quiero volver a leer aquel post que me hizo recordar esta situación para no hacer tan subjetivo desde lo ajeno a esto. Aunque la idea fundamental del mismo radicaba en que generalmente la inspiración para escribir viene de la mano de momentos dramáticos. Y hoy coincido, ya que no escribo por eso. Porque no tengo tiempo para esos momentos. Hoy mis minutos valen oro, y gastarlos en esto, por más que me encanta que me lean, no es prioritario porque me están pasando otras cosas que me encantan más. Sin más, a los más cercanos, que son los visitantes más frecuentes les quiero comentar de este combustible que me hace estar excelente:

1) Buen humor
2) Afecto
3) Autoestima
4) Resultados positivos
5) Avanzar

1) Empieza en uno por cómo encara los asuntos. Tu buen humor, le saca el mal humor al otro y te permite gastar tus energías en cosas felices.
2) Eso mismo.
3) Confianza fundamental para saber que si buscás una solución creativa, la vas a encontrar y te va a dar una satisfacción enorme.
4) Me pasó algo que no me gustó en absoluto. ¿Qué puedo sacar de positivo? Lo que no te mata, te fortalece. ¿Qué mejor que una crisis para encontrarle la vuelta a los dramas?
5) Ganas de comerte la vida.

Hay momentos que los resultados no ayudan porque no sos el dueño del destino y de la voluntad del resto.. pero sabiendo qué te hace feliz y siendo consistente e insistente en tu manera, los resultados van a empezar a llegar y te van a dar las mejores satisfacciones. Lejos o cerca de ser un texto de autoayuda, en mí es algo que me hace muy bien y se los quiero compartir.