miércoles, 14 de abril de 2010

El chamuyo de boliche

Todo surge de primeras impresiones y primeras intenciones. Claro está que quién debe encarar es el hombre… Digo, ¿no? Cómo para hacer valer justamente la valentía que debería de caracterizarnos. Obviando el tema de que las mujeres encaran, existen diferentes blancos de boliche que se basan según la cara, la vestimenta, el pelo, la forma de hablar y etcéteras.

Yo voy a hablar desde mi punto de vista… Porque no todos tenemos los mismos objetivos, no apuntamos a lo mismo. Tenemos otros intereses.

Mi temática surge del molesto y común planteo femenino acerca del chamuyo barato masculino de boliche. Y mi mensaje (gracias Mirtha) les dice: “como te ven te tratan”. Es muy difícil encontrar a una persona y mantener un diálogo interesante en un boliche, primero porque el boliche NO está para eso, a menos que te alejes a un sector en donde la música sea fondo y te permita hablar (cosa que no pasa). Y segundo, si te vienen con un chamuyo estándar, claro está, que no merecés el mínimo esfuerzo para el depredador, y que el interés es completamente efímero. Si no te cabe, lo fletás y chau, nadie merece tus explicaciones. Si bien un boliche es un lugar para ir a divertirse con amigos, también pasan estas cosas y son las reglas del juego, a nadie lo obligan a ir.

En la edad que va en los más/menos 20 años pude observar que el masífico interés pasa por la ceguera de ir a bailar para comerse minas… Con esto no solo resalto el retardo de madurez general, sino que también advierto a la mayoría de las mujeres que se quejan, para que miren adónde concurren.

Digamos, somos jóvenes y todo puede pasar: Uno a veces puede estar un poquito cabizbajo y comerte una mina puede significar “bien che, todavía estoy vivo” que eso vale más que el propio beso y es un fiel reflejo de la inconformidad temporal de cada uno. Con esto digo que la víctima no es más que un problemita a resolver y no un encanto para seducir con todas las letras. En general en estos casos uno “va a lo seguro”, apunta a una mujer de apariencia fácil.

El exceso de alcohol, también nubla los propósitos, pero desinhibe los límistes de lo accesible. Uno puede apuntar más alto, pero el disfrute no es el mismo. Digamos que “me levante ésta mina” en pedo no habla bien de uno si la mujer vale la pena y menos de la propia mujer por rebajarse a un borrachito.

Así como se culpa a los hombres, también se culpa a las mujeres, porque cuando aparece un tipo sólido con propósitos firmes, a la mujer de boliche no le interesa; en general le interesa si estás potable o no. No quiero hablar de particularidades porque hay de todo y para todo, pero sí hablo de mayorías para advertir a aquella que reclama en los lugares equivocados.

Ésta es la realidad que yo percibo.

1 comentario:

  1. Que genio que sos. Al fin alguien tiene los huevos para poner en palabras lo que muchos de nosotros pensamos. Me acuerdo de una charla muy similar en Tazz.

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